Hoy, ponemos mucha más atención a cualquier artefacto electrónico que a las personas. Al respecto, la psiquiatra española Marian Rojas Estapé nos dice que el mundo digital debe sacar lo mejor y no lo peor de nuestro cerebro.
Por Jaime Ancajima. 28 abril, 2023.Existen dos hormonas a las que debemos prestarles especial atención: el cortisol y la dopamina. La primera se activa ante los retos y de peligro; pero, también nos intoxica el cuerpo y mente ante el miedo o el estrés. En estas situaciones, las vías de escape de la gente son las pantallas.
Las pantallas aportan gratificaciones instantáneas, y las tenemos allí siempre. El exdirector de monetización de Facebook, Tim Kendall, aseguró, que la red fue creada para ser “adictiva” como el tabaco. “No creamos simplemente algo útil y divertido. Nos dimos cuenta de la vulnerabilidad del ser humano, de cómo necesita sentirse querido y reconocido.”
En cuanto a la dopamina, que es la hormona del placer de las adicciones, la generamos cuando consumimos lo que nos gusta, al jugar videogames o al interactuar en las redes sociales. Así, recibimos chispazos de dopamina cada vez que la gente da “Likes” en nuestras fotos o comment.
La adicción a las pantallas se trata en las consultas con la misma medicina que se usa para controlar la adicción a la cocaína, pues ambas van por los mismos circuitos cerebrales. Las pantallas nos salvaron durante la pandemia en el plano educativo, empresarial y laboral. Sin embargo, es necesario saber cómo activan nuestro cerebro, para poder enfrentar los posibles riesgos que traen y evitar convertirnos en “drogodependientes emocionales”.
Empresas como Facebook e Instagram buscan tener y mantener la atención de los usuarios en las pantallas, la mayor parte del tiempo. Captan nuestra atención y secuestran nuestros instintos, gracias a la gratificación instantánea que obtenemos. Por eso, somos impacientes y no sabemos gestionar la frustración, el amor ni el trabajo.
La corteza prefrontal, zona fundamental del cerebro encargada de la atención, concentración, resolución de problemas y voluntad, es la que nos hace seres superiores. Cuando nacemos, esta es inmadura y va madurando a medida que crecemos, hasta los 18 años; y nuestro hipocampo, centro de la memoria, se ha atrofiado debido al sobreuso de la tecnología y por no utilizar nuestras herramientas cerebrales internas.
Formemos niños con criterio, que sepan discernir entre el bien y el mal cuando buscan información; que no se enamoren de la superficialidad y que sean capaces de profundizar. Nosotros debemos dominar los dispositivos electrónicos, no al revés.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas en él son de responsabilidad del autor.